Troqueao y El Rey que Rabió son un homenaje a la pasión que mi familia y yo sentimos por la música.
Desde muy joven, me inicié en el estudio de la gaita, ese sonido inconfundible que acompaña a las danzas tradicionales de La Rioja. A día de hoy, sigo tocándola con el mismo entusiasmo, poniendo melodía a los troqueaos de Briones y manteniendo viva una tradición que corre por mis venas.
Un vino con raíces, elaborado con racimos seleccionados de cepas que nuestros antepasados nos legaron como parte de la cultura regional.
En la esencia de El Rey que rabió, se entrelazan los susurros del terruño y la frescura de la juventud, como un poema de nuestro pueblo en cada sorbo.